Montesquieu

"Y se le llama Paz, a ese esfuerzo de todos contra todos..."


viernes, 30 de julio de 2010

Fuga

b. Jamás pensé estar en un lugar así.
a. No te creo.
b. no, en serio. No suelo ser de ese tipo de personas.
a. ¿hablas de mí? ¿O de los de allá dentro?
b. De quien más. Pues de ti
a. o sea que has estado allí dentro pero aquí afuera no. ¿Me equivoco?
b. no, me refiero a la situación, no he estado ni allí dentro, ni aquí fuera y mucho menos con esto.
a. No te pongas mamón, ¿ahora estas aquí no?
b. Bueno ya. ¿Y… cuanto pagarán?
a. suficiente
b. ¿Cuánto es suficiente?
a. Lo necesario
b. ¿Has hablado ya con ellos?
A. solo una vez y no hemos quedado bien. Pero nada de que preocuparse- duda- seguro que vendrán.
b. Que ruido hace allá adentro. ¿Quieres echar un vistazo?
a. No, es mejor quedarse aquí. Ellos pueden llegar y no vernos. Y si no nos ven, no hay varo; y si no hay varo, pues nos chingamos.
b. ¡hay! Vamos, solo una miradita.
Se asoman, B se asombra por lo que ve. Retrocede inmediatamente tirando de la mano a A.
B. No guey, mejor vámonos. La verdad es que no me agrada este lugar. – Se asoma nuevamente- no, vámonos.
A. ¿Por qué?
B. ¿Ya viste a los tipos? ¿Cuántos años no han de tener? Que asco.
A. ¿pues que pensabas, que eran niños los que vienen a este lugar?
B. obvio no, pero…
A. Entonces no te hagas pendejo. Ya estas aquí, ahora te chingas. Mira, para que veas que no soy malo, después del trato, nos echamos unas allá adentro. Ah, bueno, quizás encuentre algo para ti.
A se inclina dando señales de dolor. A los pies de A se encuentra un costal que se mueve suavemente. Del orificio salen unas manos que se aferran a la pierna de A. automáticamente A trata de zafarse de las manos, patea el costal y lo que hay dentro emite un ligero gemido. B contempla la escena hasta que decide calmar a A.
B. Basta, la vas a lastimar.
A. me vale madres. Pinche escuincle, vaya susto que me ha dado.
B. ¿y si nos lo pensamos mejor?
A. no seas puto, ya estamos aquí. A estas alturas no estamos para cobardías.
B. piénsalo, tan solo piénsalo. Guey no nos han visto nadie. Podemos salir sin problemas
A. ¿y que hacemos con ella?
B. devolverla
A. ¿Devolverla? Este pendejo… nos están buscando, no seas bruto, en cualquier momento nos pueden meter al bote y todo por tus pinches ideas… mejor ponle otra dosis, que ya se le esta pasando el efecto. Y ponte una tú, para calmar tus nervios. Además, necesito el dinero.
B. buscare otra forma de conseguirlo. Podemos… no sé, algo se nos ocurrirá después.
A. ¿Quieres volver a las calles? Yo no. Seguiré con esto hasta el final.
A al ver que B no hizo lo que pidió, se inclina al costal sacando una jeringa. Hace salir el brazo y lo aplica.
A. ¿te dije que no me dolió verdad?
B. ¿a que te refieres?
A. Supongo que a ella tampoco, y si sale herida ha de acostumbrarse, porque de eso vivirá, de las heridas. De la agonía. De la injusticia. De las malformaciones del mundo.
b. tiene ocho años. ¿Sabes que sucederá después?
A. y eso qué, yo tenía nueve. Y eso que soy hombre, supongo que una mujer lo ha de tener fácil. Me han dicho que entre más dolor, más placer hay.
B. Estas loco.
A. un poco si… no, espera, un loco no acepta que está loco. ¿Verdad? Eso prueba que en realidad no estoy enfermo, sino que solo me dejo llevar por impulsos, y esos impulsos vienen de mis necesidades. Esto es muy visto, no es cosa de locos. ¿Comprendes?
B lo contempla por un instante, dice algo entre dientes, toma el costal y se lo lleva a rastras. A lo detiene con un golpe en la cabeza.
A. Que haces pendejo.
B. Me la llevo, ¿no ves?
A. Si te la llevas ya valiste. Te juro que te atrapan en el camino. ¿No puedes esperar otros cinco minutos y ya?
a. Esto no durará cinco minutos, sino toda su vida, y la mía también. Tú eres el que no comprendes.
B toma nuevamente el costal e intenta llevárselo. A saca una navaja y la clava en la espalda de B. éste cae. Se oyen las sirenas policiacas. A intenta ayudar a B. las sirenas se oyen más cerca, en la pared, se dibujan las luces roja y azul. A deja caer a B y sale de escena.

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