Montesquieu

"Y se le llama Paz, a ese esfuerzo de todos contra todos..."


viernes, 30 de julio de 2010

Colectividad e individualismo.

El hombre requiere de ciertos momentos específicos para reencontrarse, ver su interior y formar parte nuevamente de él, puesto que ocurre constantemente que el hombre sea alejado de sus reflexiones por la sociedad o su inquietud ante ello. El individuo va en busca de respuestas relacionadas con él mismo y con el exterior. Acto seguido, se incluye con los demás para interactuar con las personas alrededor y comprender aun más el valor moral y ético que cada uno tiene.
En estas situaciones suelen presentarse a manera de dos entidades el hombre y un grupo de ellos. Es decir, el individualismo y el colectivismo. “El individualismo no ve al hombre más que en relación consigo mismo , pero el colectivismo no ve al hombre, no ve más que a la sociedad” El primer paradigma, el individualismo, marca que el individuo busca la realidad tal cual es de sí mismo, como persona. Llega incluso a ser egoísta, puesto que solo piensa en su ser. Uno de los rasgos del individualismo es que no puede llegar a un conocimiento pleno del hombre, no de él, sino de los demás. El segundo paradigma, el colectivismo busca agrupar al individuo con ideales en común, incapaces de tener decisiones por sí mismos, personas que desean ser iguales por una masa compacta. El individuo que forma parte del colectivismo, puede engañarse fácilmente y recurrir a infiltrar su responsabilidad a la agrupación, a la sociedad, pero no a él mismo. Por tanto ambos paradigmas, son radicales.
Por otro lado, el individualismo acepta la soledad en que se encuentra, situación que le permite estar consigo mismo, pero no con los demás. Marca su individualidad, cuando esto falla, el humano se vuelve hacia el colectivismo, puesto que no soporta la idea o situación de sentirse o estar solo, por tanto, recurre a la multitud guiada por un líder, ya sean las normas o incluso una persona con alto rango de poder. Al integrarse a la misma, se permite abandonar aquellas responsabilidades que el individualismo proporciona y limita su imaginación o creatividad, ya que la masa debe proponer cuestiones factibles para todos.
Un ejemplo del colectivismo son las imágenes representadas en la película “Metrópolis”, en ella se muestran las dos sociedades, una la de los trabajadores y la otra del intelectualismo. Por una parte la sociedad subterránea que está aferrado a trabajar para conseguir el bienestar en el hogar, por conservar su casa, ya que un robot simbolizando la cabeza de la metrópolis, amenazaba con destruir su hogar. El director marca con precisión, las acciones cotidianas del ser humano, lo que debe hacer el trabajador y en que momento. Por otro lado, en la sociedad intelectual, en la que buscan sus beneficios sin importarles los sacrificios, estudian los medios de obtener provechosas cosechas mercantiles para sí mismos, son egoístas.
Por otra parte, cabe mencionar que las “Es reprimido el afán de conocerse así mismo, pero la situación efectiva opera incoercible en el fondo y obra secretamente una cruel potencialidad que se pondrá de manifiesto el día que se disipe la ilusión”
El colectivismo manifiesta una ilusión que puede ser manipuladora, cuando esta ilusión es descubierta, cuando se desnuda, el hombre despierta y ve la realidad que aconteció en su exterior y puede ver más allá de su propio “yo” . Es decir, es liberado de sus cánones y limitaciones de su actuar y pensar. Esto equivale a un reconocimiento mutuo entre hombre y hombre, donde por una parte, uno es liberado de su soledad, es totalmente renovado, y por otra parte, se reconoce así mismo, encuentra su valor humano o valor hacia el otro.
Ejemplo claro de ello, está en la famosa novela de Daniel Defoe, “Las aventuras de Robinson Crusoe” que al ser el único sobreviviente en una devastadora tormenta, llega casi sin vida a una isla cuyos terrenos no han sido pisados por algún otro humano. Robinson experimenta la soledad para encontrarse consigo mismo, reflexionar acerca de las consecuencias que ha traído el desobedecer a esa masa compacta que es la sociedad. Robinson acepta su soledad, acepta la responsabilidad y encamina su lucha por la supervivencia, demostrando que a través de los demás, de la colectividad, aprendió a ser autónomo y valerse por sí mismo. Cuando su vida en la isla la ha hecho una rutina y su individualidad se torna a planos muy estrictos, es decir, con cierto grado de espiritualidad en lo que hace, descubre huellas humanas, que lo limitan a laborar con más confianza sobre su isla; hay más temor para salir de su refugio y cazar con pólvora. Esta incertidumbre que se crea, refleja los constantes disturbios entre los antagonistas: individual y colectivo. Sin embargo, Crusoe hace una lucha interna por enfrentar a la colectividad que ahora habitan en la isla, pero es por lo mismo, porque ya ha visto la problemática de su carácter y sus objetivos en su vida, por tanto, puede decidir volver a ser independiente, individual y solitario, o entrar con la multitud de gente siguiendo una misma línea de acción.
Por lo anterior, ¿cual de estos dos paradigmas es el mejor para el hombre? Esta es la situación, el hombre sólo ha observado estas dos opciones y fija su mirada en una de ellas. Sin embargo, aquel que ha observado detenidamente y no se adhiere a ninguna de ellas se revela ante esta imagen deformada del individualismo y para la imagen oculta del colectivismo crea la alternativa “genuina”, el “entre”.
“Lo que singulariza al mundo humano es, por encima de todo, que en él ocurre entre ser y ser algo que no encuentra por ningún otro rincón de la naturaleza” Cuando el hombre se encuentra dentro de una masa social y se abre al mundo que lo rodea, descubre que está dentro del colectivismo, sin embargo no se adapta a ella y cuando se forma al individualismo se da cuenta que no puede estar solo ni asumir sus responsabilidades. Este individuo se encuentra en la esfera “entre”, en la alternativa “genuina”.

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