Montesquieu

"Y se le llama Paz, a ese esfuerzo de todos contra todos..."


viernes, 30 de julio de 2010

Woody Allen... La vida y sus dualidades

El hombre a través de los siglos ha levantado su mano y apuntando con el dedo hacia arriba. ¿Pero cuando dejan de hacerlo? ¿Cuándo apuntan hacia sí mismos? Aun en estos tiempos –siglo XXI- no se deja a un lado el tema de la cristiandad, o en general, la religión; sin embargo, abordan el tema con menos importancia entre los jóvenes o incluso, la sociedad. No dudo que en cierta etapa del hombre se formule preguntas relacionadas con su existencia, pero tampoco se puede aferrar a esas preguntas por el resto de sus días. Es por eso, que el hombre se acopla a una sociedad que le convenga, es decir, en donde el beneficio sea mayor.
Con frecuencia las preguntas surgen de los mismos hechos de la realidad que los rodea. El problema del existencialismo radica en la inversión que hace el hombre con la búsqueda de su interior, esas cuestiones que el hombre del siglo XX busca con tanta excitación. Inevitablemente surgen catástrofes bastante relevantes para con su propio yo. Es decir, en la búsqueda del por que de su existencia, tiende a ser una locura de moda, en este aspecto, surge la droga como recurso para filtrarse en si mismo. Los alucinógenos además de estropear la mente humana, elevan el ritmo cardiaco, disminuyendo la capacidad de los cinco sentidos, provocando así alteraciones visuales y auditivas. Al hombre le da la sensación de “elevarse por los aires y tocar su alma” hacen un recorrido filosófico enfocándose en un solo tema. El hombre pierde su origen divino, lo vincula con las cosas que consume y sustituye las creencias comunes, a lo que él cree.
Desde una perspectiva simbólica, en la obra de Maurice Ravel “Bolero” con duración de diecisiete minutos, se puede apreciar la variación de ritmos y del tiempo, además de una sola modulación. Para varios músicos lo importante es la primera nota que se aplicará a la melodía, nota que llevará la sincronía y el seguimiento a las otras. Lo mismo sucede con Maurice Ravel, solo que él aplica la simbología en su melodía: comienza con la nota Do, quien interpreta lo divino; seguido del tono Sol, quien simboliza al hombre; posteriormente el tono Re, que señala a lo divino siendo estas, las notas tónicas o las notas dominantes.
Así como Ravel compone su melodía, las vanguardias van de la mano con el siglo, ya que es una época en donde los <> (expresionismo, fauvismo, cubismo, futurismo, dadaísmo, realismo…) cobran sentido y equilibran las inquietudes del hombre. Aunque, de cierta manera, las vanguardias son provocadas por gente innovadora, suelen durar determinado tiempo, relativamente corto. Esto se debe a que el hombre, a falta de encontrar utilidad en el arte de la historia, se vuelve inconforme con lo que tiene, crea arte relacionado con lo que acontece en su interior. Los vanguardistas, a pesar de retomar el arte antiguo, crean estandartes originales con la novedad de su propio yo. Crean propuesta tras propuesta y cada vez el producto ataca a la idea anterior.
Cada artista del siglo XX lucha contra la cultura y los ideales utópicos de la sociedad, dándose cuanta así, de su propia situación. Digamos pues, que acometer hacia el otro es una forma eficaz para abordar el interior del hombre, abriendo lo ojos para los demás y para sí mismo. Los artistas tratan de romper las normas morales llevando al hombre en un estado de libertad individual. El artista y hombre experimenta a través de sus pensamientos filosóficos llevando a la práctica sus propias propuestas. Así pues, mientras busca las respuestas a sus preguntas, evade sus responsabilidades cotidianas y un tanto morales, por lo que en muchas ocasiones, son exiliados de un grupo social al que pertenecían, refugiándose en otros.
El hombre sustituye las corrientes anteriores por innovaciones en el lenguaje, la escritura y la personificación de la obra. Por lo general, el artista vanguardista se define por un solo género, al contrario de Picasso, quien por la experiencia misma, lo vuelve un vanguardista variable en género. Esto se debe a sus constantes cambios de vida, cada periodo de su existencia, lo plasma en diferentes texturas, dando nombres a estas etapas, tales como: periodo rosa, época azul, entre otras. El periodo rosa surge desde que Picasso se recupera de la pérdida de su amigo – se había enamorado- cambia sus colores a cálidos, suaves. Dibuja personas desnudas, pinta paisajes de circo, muestra personajes que para los ojos del espectador son graciosos, sin embargo, fuera del espectáculo son personas que, al igual que los demás, están inconformes con su situación. Picasso nos muestra su preocupación por el mundo y el por el hombre, nos muestra la conciencia que adquieren los personajes al pertenecer a una sociedad determinada. Más allá del rostro pintado, hay sentimientos encontrados entre ellos, entre las personas que lo rodean.
Hay hombres que se muestran como tal y otros que ocultan su verdad. Hay hombres que se descubren en su realidad y otros que huyen de ella. El miedo que les produce a las personas al conocer su realidad, es por no querer aceptar las condiciones en que viven, por no descubrir quienes son. Federico García Lorca, un poeta de la generación del 27, hace un recordatorio a Góngora en su poema “Gacela de la huida” donde recalca al hombre contrariado por su razón y sus sentimientos. En este poema habla del amor y de la muerte (temas representativos de la época). Cuando hace mención del agua, se refiere a la inmensidad del mundo, a la vida y la vitalidad del ser humano. Cuando menciona al caballo, se refiere a la muerte o también, al erotismo. Habla de ser mortal, de la fragilidad del hombre, de sus deseos y sus por qué de su presencia. Lleva los problemas psicológicos a un plano existencial sublime, llegando así, al goce máximo de la existencia.
Cuando el hombre logra “conocerse”, va en busca de ese algo que le atrae, busca una nueva identidad que refleje su propio ser. Busca en su pasado cultural y lo asimila con lo que él cree ser y que, sin embargo, no es. Este problema sobre la búsqueda de una nueva identidad, se ve en la realidad mexicana de esa época, siglo XX, donde los muralistas recorren las ambigüedades de la vida tomando como referencia a los hombres de este país. Tanto Siqueiros (1911-1973) como Diego rivera, no dejaron atrás el crecimiento demográfico que México estaba sufriendo, así como también la transformación del hombre campesino a obrero de la ciudad; vieron más allá del territorio y se adentraron en los campos de educación, en los personajes históricos entre otros. Se impulsó el movimiento revolucionario en los murales promoviendo un arte popular. Claro que, no podían ser expuestos con tanta facilidad, fue Vasconcelos quien promovió como parte de la cultura, el muralismo.
Al mismo tiempo, el muralismo impulsa el conocimiento entre el pueblo mexicano, ya que, de cierta manera, entre ellos no había un auto conocimiento de las circunstancias que los rodeaba. Esto es algo que a menudo, las poblaciones menos beneficiadas, se culpaban entre ellas. Por la ignorancia de sí mismos, por no saber cómo resolver sus problemas, el mexicano culpaba o otros de su miseria. Ejemplo claro de ello, es el cortometraje “caridad” de Jorge Fons.
En México se crean los sindicatos de trabajadores. El peso se devalúa cuando México era el tercer sustento económico en el mundo. Como presidente se encontraba Luís Echeverría Álvarez, quien restauró la vida democrática y promovió la privatización. En este modelo político-social, se muestra una realidad violenta en donde se intenta juzgarse así mismo y en los demás para crearse como seres de conciencia y así poder lograr un cambio. Este aspecto es reconocido en muchos ámbitos, sin embargo, el hombre en sí cree que puede cambiar pero no lo hace realmente. Al igual que cualquier persona, en el siglo XX –sobre todo, en México- las personas se pueden dejar llevar por la frustración que sienten y no corregir las situaciones de una manera lógica.
Aquí se presenta una dualidad del hombre que probablemente no se pueda corregir, los impulsos y la lógica de los asuntos. Las personas tenemos esa tendencia de dejarnos llevar por el calor del movimiento, que al análisis de aquel movimiento, lo que nos lleva a catástrofes individuales o incluso afectando a los demás.la dualidad siempre está presente, no hay alguna cosa o situación que no tenga su contra, el caso es el siguiente: ¿Cómo podemos afrontar aquellas dualidades? ¿Cómo compensar a cada una dentro de la miserable vida de las poblaciones mexicanas? "La vida está dividida entre lo horrible y lo miserable." Aunque suena pesimista, es así, de esta manera; claro está que México ha logrado grandes cosas, pero también, se ha limitado ver atrás de esas grandes cosas, como a la familia misma y sus problemas internos.
El otro estereotipo del mexicano es: <>. El silogismo en este caso, se puede afrontar con rapidez, una manera rápida de estereotipar al individuo mexiquense. Por otra parte no deja la religión de acaparar la mente humana, dentro de una sociedad ignorante de sí misma, encontrará la solución de la manera divina –una utopía-.
Wenders nos muestra ambas realidades, el punto de vista humano y el punto de vista divino. Los humanos son similares a la descripción que hago anteriormente, mientras que los ángeles -representado a lo divino- dan muestras de su afecto hacia los mortales. Intentan hacer algo por ello, pero no pueden hacer mucho, ya que varios están psicológicamente maltratados por ellos mismos o por la sociedad en general. Por otro lado, el ser humano que quiere llegar a una verdad concreta, se cree incomprendido, por lo que torna ha hacerse un individuo solitario, además, individualista. Esto incluso puede provocar un rechazo hacia sus propios orígenes, adoptándose a una cultura que le es ajena. Pero todo es un proceso mental para comprender -en parte- los motivos de la vida.
Pero no solo el hombre trata problemas sobre si mismo, sino también en el aspecto científico, físico y matemático que se requiere estudiar en las escuelas –hasta el día de hoy- muchos de aquellos estudiantes se preguntaban sobre la utilidad de aquellas ciencias, lo que les llevó a dudar sobre los beneficios que proporcionaban. Algunos decían que la ciencia era la respuesta a todo problema de la naturaleza del hombre, otros que era una manera de simbolizar la estructura racional que tiene el ser humano, unos más opinaban que la ciencia debía ser el sustento de todo ser humano para resolver sus problemas existenciales. “¿Crees que la física cuántica es la respuesta? Porque... no sé, en el fondo, ¿de qué me sirve a mí que el tiempo y el espacio sean exactamente lo mismo?. En fin, si le pregunto a un tío qué hora es y me dice "6 kilómetros", ¿qué coño es eso?” Puede sonar gracioso, y mientras los cómicos se generaban este tipo de cuestionamientos, la gente no podía captar la crítica del comediante hasta volverlo a escuchar, ya que al mofarse de la sociedad, se mofan de sí mismos, de esta manera se crea la autoconciencia. Esta es una manera divertida y eficaz para darse cuenta de que el hombre puede ser absurdo en sus decisiones, llegar a la locura del XX (hippie) como cualquier joven –sin llegar a los alucinógenos- y de ante mano, contar con la virtud joven, que es el no conformismo. En el cine se aprecian circunstancias variadas que nos llevan a involucrarnos con lo que hacemos y mofarnos de nuestras desgracias. El arte enseña a enseñar, a comprender y a fascinar.
Dentro de la obra de Woody Allen “La ultima noche de Boris Grushenko” refleja al hombre del siglo XX quien intenta ocultar sus profundos miedos al fracaso dudando acerca de su existencia y las abundantes teorías filosóficas sobre lo existente. Dentro de la trama, la pregunta más buscada del personaje principal -que representa el ambiente joven- es: ¿qué hay después de la muerte? ¿Existe Dios? ¿Existe el infierno? Entre otras, dando como referencia, al origen de estas preguntas, a Freud, Nietzsche y Sócrates. Dentro de las conversaciones que nos presenta Woody Allen en la película ya mencionada, se encuentran personajes narcisistas, quienes se sobreestiman a si mismos y sin embargo, no logran su objetivo. Cuando el personaje principal obtiene lo que quiere –y esto es, el amor de su prima-, siente que le hace falta algo, algo que reafirme su existencia, el por qué de la vida misma.
El personaje principal, Boris Grushenko, representa en una pequeña parte a la corriente hippie que en el siglo XX surgió como subcultura americana, ya que pone en práctica una moral basada en el pacifismo, el amor y las experiencias de estados alterados de conciencia; que no justamente logra alcanzar con alucinógenos, sino con un estado psíquico o en determinados casos, neuróticos. Boris Grushenko rechaza el narcisismo, siendo él mismo un desorden con su personalidad, es así como lo personajes secundarios hacen de él víctima de sus propias desgracias. El papel que juega Boris dentro de la obra, es revelar la verdad, revelar los miedos que continuamente presentan los personajes que lo rodean.

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